Enseñando a follar a un buen chico


Era un buen chico, un tío religioso conocido por la comunidad por querer ayudar a todos. Pero esa vez se equivocó de casa. Cuando llamó a su puerta para hablarle sobre religión el hombre le invitó a entrar. Lo cierto es que el chico era un caramelo, guapo, rubio y se le veía con buen cuerpo. Solo faltaba ver como quedaba su polla dentro de su culo.
Y es que hasta los buenos chicos tienen sus flaquezas y puntos débiles. Su debilidad eran las pollas. Así que no tardó mucho en empezar a comerse ese rabo y así por fin sacar todo lo que ocultaba dentro de él. Y es que no se puede pretender ser quien no eres.
Al final recibió la polla del tío en su culo hasta que se le corrió. El resto del día iba con una sonrisa aun más pronunciada, era la viva imagen de la felicidad y todo ello se lo debía a una polla.