El maestro y su esclavo


El negro se encontraba encadenado y cabeza abajo totalmente desnudo. Su cuerpo era fibroso y musculado, un hombre así no se podía dejar a solas. El muchacho blanco se le acercó y empezó a azotarle, el negro se mostró bastante sometido a él, sus roles les volvían locos. Luego se colocó sobre él y se metió entera su verga, como disfrutaba el cabrón mientras se la metía una y otra vez. Al final le quitó las cadenas y cambiaron, ahora era él quien estaba encadenado y el negro se lo follaba destrozando su culito.