Yo te absuelvo de tus pecados


La confesión de aquél chico consiguió algo inesperado, al menos para él. Y es que el cura se estaba poniendo cachondo al tiempo que escuchaba sus pecados. Salió y le dijo que iba a establecer su penitencia, por lo que primero encendió unas velas y después se dispuso a acariciar su cabeza. Tras aquellos gestos comenzó a besarle y no tardó mucho en levantar su sotana para mostrar que tenía la verga durísima. El chico se agachó e hizo lo que el cura le dijo, tenía que comerle la verga. Lo hizo y tras aquello se la metió en su culo, el chico no podía creerse que se lo estuviera follando. Según él esa era su penitencia y con ello quedaba absuelto de sus pecados. El padre acabó corriéndose dentro de su culo, después de eyacular le comió el rabo hasta que consiguió sacarle también la leche al muchacho.