Se te ha puesto dura, ¿verdad hijo?


Era una noche perfecta en pareja, lo único que se trataba de un padre y su hijo. Ambos abrazados junto a la chimenea empezaron a experimentar cosas diferentes. El hombre se dio cuenta de que el jovencito tenía su polla dura como una piedra, eso le puso a mil. Conforme se iban acariciando y tocando la cosa se ponía más caliente, hasta que al final hicieron lo que ambos querían hacer. Todo aquello quedaría posteriormente en el olvido, pero esa noche se dejarían llevar por sus pasiones más ocultas.