Su cuñado llegó de visita y llamó al timbre justo cuando él acababa salir de la ducha. Parecía que el cabrón lo tuviera todo calculado. Estaba casado con su hermana y siempre presumía de ser un macho, pero lo que de verdad le gustaba era romper los culos de los hombres, especialmente el de su propio cuñado.
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