Seduciendo a un hombre hetero y casado


Era el típico hombre capaz de poner cualquier polla dura. Un tío cachas, guapo, bien vestido… el único inconveniente es que, según aseguraba, era hetero y estaba casado. Pero tenía que ser mío fuera como fuera. Intenté aproximarme a él varias veces, pero él sabía lo que yo quería y me apartaba con su mano. Al cuarto o quinto intento directamente me agaché frente a él con intención de sacarle la polla. Pensé que tal vez con una mamada se le despertaría el interés. Pero no hacía más que rehuir. Cuando se la saqué y me la metí en la boca ambos supimos en ese mismo instante que acabaríamos follando.