La curiosidad de un padre no tiene límites


Su hijo estaba dormido en su habitación cuando el maduro entró en ella. Siempre había sido un hombre curioso, y eso de ver al chico allí tumbado despertó su curiosidad, o más bien su líbido. Vamos, que el cerdo se puso caliente al ver a su hijo durmiendo. Le fue tocando suavemente para que no se despertase y hasta lo desnudó. Pero antes se sacó él la polla y hasta agarraba la mano del muchacho para sentir como tocaba su rabo.