Muy bien hijo mío, así se hace


El jovencito estaba aprendiendo, la religión era su pasión y tenía un buen maestro. Solo que ese día aquél hombre maduro religioso le enseñó algo que no venía en los libros. Mientras el chico estaba leyendo se acercó para ver que estaba haciendo, pero una de sus manos se apoyó en una de las piernas del joven. Ese contacto hizo que ambos se calentaran, aunque no dijeron nada. El cura se acercó al muchacho un poco más, hasta que sujetándolo de su barbilla le besó. Le dijo que iba a enseñarle algo nuevo, una cosa que no aparecía en ningún libro. Fue al suelo el joven y aquél hombre se sacó la polla, le dijo que se la metiera en la boca.  Se la estaba chupando y no lo hacía nada mal.